Instigación al genocidio

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Instigación al genocidio

Es trágico que el crimen de genocidio, del cual sufrieron los judíos junto con otras minorías, aparezca en el marco del Estado confesional en contra de los palestinos y patrocinado por los hijos y los nietos de los sobrevivientes del Holocausto.
En el marco de la Operación Margen Protector, una de las más violentas incursiones militares de Israel en Gaza, se mezclaron voces de funcionarios y movilizaciones de la sociedad israelí, que justificaban y aplaudían los crímenes de guerra, además que iban más allá: llamaban a ahondar en los ataques contra los palestinos, algunos incluso, demandando un genocidio.
Según el derecho internacional, deber ser castigado tanto el genocidio como “la instigación directa y pública a cometer genocidio”. Esto es precisamente un resultado -en lo jurídico- del terrible holocausto nazi contra gitanos, homosexuales, judíos, inmigrantes y otras minorías.
La Ministra de Justicia, Ayelet Shaked, dijo de las madres palestinas que: “deberían desaparecer junto a sus hogares, donde han criado a estas serpientes. De lo contrario, criarán más pequeñas serpientes”.
Recordemos que en el genocidio de Ruanda los tutsis eran llamados cucarachas y durante el Holocausto los judíos eran llamados piojos. Shaked también llamó a mancharse las manos de sangre palestina.
Pero eso no es un caso aislado. En 2012, el hijo de Ariel Sharón llamó a “aplastar Gaza” de la misma manera que fue destruida Hiroshima, mediante el uso de bombas atómicas (que Israel ya tiene). En 2005, un asesor del gobierno israelí, Dov Weisglass, recomendó recortar el acceso de alimentos a Gaza y dijo, de una manera por demás infame, que no se trataba de producir hambre “la idea es poner a los palestinos a hacer dieta”
En la operación militar contra Gaza de 2014, un comandante israelí, Givati Brigade, llamó a la guerra contra los que difaman a Dios. Escribió en su mensaje a las tropas que “la historia nos ha escogido para ser el filo de la bayoneta de la lucha contra el enemigo terrorista de Gaza, que maldice, difama y abusa del Dios de las batallas de Israel”. Nada que envidiar por parte de los radicales del Estado Islámico.
No se trata sólo de frases sueltas sino de expresiones públicas de personas con responsabilidades sociales y con gran eco en Israel. Pero la cosa no para ahí. Una reciente revisión del Twitter de jóvenes israelíes demostró una gran tendencia de llamar al exterminio de los árabes.
Durante uno de los bombardeos a Gaza, la periodista Diana Magnay, de CNN, informaba de la invasión y a su lado había grupos de israelíes con sillas playeras y en ambiente de quien ve un espectáculo de cine, aplaudiendo cada vez que un cohete estallaba en Gaza.
Varias encuestas han demostrado que la arabofobia dentro de la sociedad israelí no es un asunto anecdótico ni minoritario. Las ideas del pueblo elegido, de la eterna víctima y de la tierra prometida han hecho tanto daño en la sociedad israelí que celebra un genocidio en curso, sin el más mínimo gesto de humanidad. La limpieza étnica de la que hablaba el israelí Ilán Pappe se repite una y otra vez con la complicidad de la sociedad.
¿Qué dirían los sionistas y sus amigos si alguien sugiere bombardear Tel Aviv, llamar de nuevo piojos a los judíos, decir que los campos nazis eran buenos para adelgazar o aplaudir los campos de concentración? La sociedad israelí no es inocente. Como lo sostiene el periodista israelí Gideon Levy:
“Cada israelí tiene una responsabilidad directa por la ocupación: los soldados y los servicios secretos (…) los ingenieros israelíes construyendo el muro de separación y los asentamientos; los jueces, los asesores legales y los abogados israelíes son parte del discriminatorio sistema legal de ocupación. Los médicos israelíes sirven en los campos de detención, las cárceles y las celdas de interrogatorio; y los periodistas israelíes son parte del montaje (…) el soldado que impide a una anciana ingresar en un hospital lo hace en nombre de todos nosotros”.
Del lado solidario israelí, se debe ser consciente de que el número e importancia de las ONG israelíes es pequeño y muchos de ellos han sido insolidarios cuando más se les han necesitado. Un columnista israelí dice que es imposible no preguntar ahora donde estaban todos los de la izquierda israelí cuando sucedieron los asesinatos de niños palestinos, las demoliciones de las casas en Rafah, la destrucción de olivos en Cisjordania, la construcción del muro, las carreteras del Apartheid solo para judíos y el encarcelamiento de una nación entera detrás de checkpoints por años.
Por todo esto, resulta muy valiente la carta de 327 judíos sobrevivientes del Holocausto, publicada en agosto de 2014, en la que condenan a Israel por la masacre de palestinos en Gaza, la complicidad de los Estados Unidos con los crímenes de Tel Aviv, la ocupación de Palestina, la manipulación histórica del pueblo de Israel, la deshumanización de los palestinos por parte del proyecto sionista y, al mismo tiempo, llaman al cese inmediato del bloqueo en Gaza y al boicot contra Israel. Imposible llamarlos antisemitas o traidores a su pueblo.

Autor:Víctor de Currea-Lugo
Fuente: Del libro “Palestina, al derecho. Tras 50 años de ocupación israelí” Ediciones Ántropos 2017.

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